No es ningún secreto que la cultura es uno de los ámbitos más precarizados y que constantemente está en modo supervivencia y viviendo de la “caridad” de unos cuantos mecenas o instituciones que creen en ella.
Esto ha impulsado que cientos y cientos de artistas de todas las edades y todas las áreas destinen los pocos recursos que tienen para autogestionarse su carrera profesional y hacerse un lugar en una sociedad cada vez más competitiva.
Entonces nos encontramos con la disyuntiva: ¿Hasta dónde llega la capacidad del artista para poder autogestionarse su carrera artística? ¿Posee todas las herramientas necesarias para poder realizar esa función sin contratiempos?
Probablemente si le preguntamos a una comunidad de artistas emergentes, todos o una gran mayoría responderán que ellos mismos han tenido que destinar gran parte de sus recursos a la autogestión y a la promoción de sus actividades. La mayoría coincidirán en la falta de recursos y la dificultad de resaltar en una sociedad demasiado competitiva.
Y quizá muchos de ellos sean plenamente felices por el simple hecho de poder hacer arte aunque sea a pequeña escala y de ser reconocidos en su círculo más cercano; y no por ello deja de ser arte, ni le resta valor e importancia en el ámbito artístico y mucho menos pierde su valor ante la comunidad.
Pero, seguramente en esa comunidad de artistas emergentes, existirá un 20% que piense lo contrario, que quiera destacar y cumplir el sueño de poder vivir de su arte sin preocupaciones. Y aquí es cuando nos preguntamos: ¿Es la autogestión de proyectos culturales una buena estrategia? ¿Cuál es la diferencia entre un artista que destaca a uno que no logra despuntar su carrera?
Muchos pensarán que es cuestión de suerte, otros argumentarán que esos artistas son ricos y se pueden dar esa clase de lujos, y otros atribuirán ese éxito al nepotismo; lo cual, en algunos casos podría llegar a ser cierto (pero eso es algo que nosotras no discutiremos en este momento). En lo que nos centraremos será en el factor que los caracteriza a cada uno de ellos: TODOS tienen un MANAGER, REPRESENTANTE o GESTOR detrás de ellos.
Aquí es cuando se abre el gran debate… ¿Cuándo se debe plantear un artista delegar la gestión de su carrera y con ello la de sus proyectos artísticos y culturales?
La respuesta será depende. No existe un momento indicado ni una fórmula secreta, cada artista tiene sus propias expectativas y por lo tanto cada uno tiene que ser consciente de los pros y los contras al plantearse esta gran decisión, pues estamos hablando del futuro profesional.
Lo que si te podemos asegurar es que en la mayoría de los casos de éxito, esos artistas decidieron hacer una gran apuesta por su futuro e invertir en profesionales especializados en el área para que les gestionaran sus carreras.
Teniendo estas bases, podemos regresar a nuestro punto de partida. ¿Es buena idea autogestionarse los proyectos culturales? Para responder esta pregunta, nos hemos dado a la tarea de crear una lista con los pros y los contras de esta decisión, que a nuestro parecer son las más acertadas pero no las únicas. Ustedes saquen sus propias conclusiones.
PROS
- Tienes el control absoluto de cada fase del proyecto
- Controlas el presupuesto
- Eres el encargado de la organización del proyecto
- Evitas imprevistos (si eso es posible)
- Creas un equipo de trabajo de acorde a tus necesidades
CONTRAS
- Obtienes una carga excesiva de trabajo
- No tendrás tiempo para desarrollar la parte artística
- Serás el encargado de buscar la financiación y patrocinios
- Tendrás que resolver cualquier imprevisto
- La búsqueda y organización del equipo de trabajo será tu responsabilidad
Como ves, no hemos querido ser tan duras a la hora de hacer la lista con las tareas que conlleva la puesta en marcha de un proyecto cultural; lo hemos resumido de una manera más humorística para rebajar la tensión y ver el lado bueno de la autogestión.
Pero como ya les hemos dicho antes, cada proyecto tiene sus particularidades y por lo tanto tendrá mayor o menor complejidad. Lo que no se puede negar que el autogestionarse los proyectos culturales siempre será todo un desafío.
Conclusión
Los proyectos culturales no sólo son un libreto adornado de cara a la búsqueda de patrocinio o financiación; son herramientas de trabajo imprescindibles para que nuestro proyecto cultural se lleve a cabo de la manera más óptima posible.
Pero lamentablemente muchos artistas e instituciones se deben enfrentar a la autogestión de sus proyectos, ocasionando que el resultado sea mucho más limitado y en el peor de los casos que no logren llevarlo a cabo.
Conocer las herramientas necesarias para desarrollar un buen proyecto hará que el éxito sea más alcanzable; pero recuerda, es mucho mejor acudir a un profesional que te ayudará no solo a redactar tu proyecto, si no también a tomar las mejores decisiones profesionales para el desarrollo de tu carrera artística
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